Lo que pensaba desde un momento hasta aquí, era que la vida
era distinta, que las cosas no fueran tan fría, que llevar a una mujer a la
cama fuese hago difícil de realizar, como un rito que se aprende con el pasar
de una y otra, del tiempo que enseña al cerebro a realizar la causa y el efecto
como si fuéramos Smartphone. Estaba equivocado… eso que produce la maquina que
late no es tan fuerte como pensaba, somos una maquinas dentro de una puta
ciudad, que nos intercambiamos de una cama a otra. Corremos mas rápido que las
pulgas que llevo bajo mi pelaje.
Fotografía: Sebastián Rojas R. |